Me quieres. Estás segura. No temeré equivocarme. No me despertaré engañada una sonriente mañana para descubrir que la luz del sol ha desaparecido, que los campos están desolados, ¡y que mi amada se ha ido! No debo inquietarme. Estás segura. Nunca llegará esa noche en que, asustada, corro a casa, a tu lado, y encuentro […]
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