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Poesía

Dos Poemas de Andrea Muriel.

Cómo saber si un cactus ha muerto

Primero habría que fijarse en la rigidez de sus espinas,

luego en la consistencia de su cuerpo

que debe ser firme y robusto,

más tarde habría que pensar en el clima

o en cada cuánto se le puso agua.

Un cactus muere tres meses antes de que nos demos cuenta

y es imposible saber si las pequeñas señales:

los bordes amarillos, el encogimiento,

son indicios de la muerte o tan sólo parásitos.

Los expertos dicen que sólo existe un signo

inequívoco de la putrefacción:

hay que pinchar su carne

para ver si brota algo y confirmar

que el hedor ha comenzado a formarse

desde dentro.

Dicen que el amor es de todos los días

pero yo no sabía que los cactus pueden llegar a ahogarse.

Pensé que cuidarlo era ponerle más agua.

Siempre me ha costado entender cuánto es suficiente.

Cirrosis hepática

Cada veinticuatro semanas

–o cada que el médico lo señale–

vaya al laboratorio de su preferencia

hágase una prueba de función hepática

y compruebe sus niveles de bilirrubina.

Tenga en cuenta

hacer actividad física regular

mantenga un peso adecuado

y no ponga mucha sal a sus comidas.

De lo contrario

usted podrá olvidarse de su esbelto abdomen

que ya empezó a acumular líquidos:

los daños son irreversibles.

No beba alcohol

repito, no beba alcohol

no importa si su nueva novia piensa dejarlo

no importa tampoco

si le es imposible estar en una reunión familiar

sin la desenvoltura

que le permiten un par de copas.

¿Acaso ha olvidado medir

su concentración de enzimas hepáticas?

No piense en las propiedades

que perdió con su divorcio. La sangre

debe contener entre tres punto cuatro

y cinco punto cuatro –no más–

gramos por decilitro de albúmina.

Ignore a sus hijos que no quieren volver a verlo

pero no olvide la resonancia magnética

y programar el chequeo periódico

con su médico de cabecera.

No sienta celos de las erecciones firmes

con que otros hombres gozan de su exmujer.

El hígado es el órgano filtrante de la vida

descarta los residuos tóxicos

y el suyo está deshecho.

Concéntrese en tratar la cirrosis

no recuerde las manchas de sangre

el vidrio roto de la mesa

la mañana siguiente con la boca pastosa

las cosas que dijo –o que dicen que dijo–

el día antes de marcharse.

Al verse al espejo

no deje de sentirse atractivo

por su esclerótica amarilla.

Intente no pensar en el posible cáncer

–hepatocarcinoma–

pero cuídese

no fume, no beba alcohol

no tenga pensamientos negativos.

No se preocupe

si deja huellas en las servilletas al tocarlas

pierda el miedo a ver la vida

solamente

en tonos de amarillo.

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