Hipocresía
tanteando los bordes
comensales mendrugos
de esta cena demencial
comulgan entre moscas
y se hurtan los secretos
masticándose a si mismos.
La angustia
es un animal
lamiendo los andrajos
de la incertidumbre
con una jauría
hambrienta atrás.
La tarde destila
puñal de ginebra
el viento
obliga mi miedo
cantar a espaldas de la ruta
donde el barro es dios
estoy hipotecando
mis huesos.
Un avión
rasga el himen
del cielo
agregando un dia mas
en mi vida.
El hombre-palabra
despliega su onanismo simbólico
y dice
«elijo el invierno en el mar
el frío cortante
la audacia de los loros
la sincronización del deseo
de única piel la playa».
De haber un dios,
creíble
es el océano.
bermeja
derrumbe de acantilado
raídas voces geológicas
sembrando la playa
con gemidos transparentes
-no son lobos marinos
azulando la rompiente-
boceta un hilo de sol
el mar al sureste
a ciegas
no hay tiempos
en la imponente forma
de las piedras.