Una taza de café sobre la mesa,
Una silla coja,
Un tapiz medio roto,
Y su memoria borrada
A golpe de fuego.
Ella escribe cartas,
Sobre un techo agujereado
Por la dureza del tiempo.
En su cara se dibujan caminos
Gastados por la lejía,
Y sigue escribiendo
Con tiza sobre ese techo blanco,
A escondidas de su memoria.
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