Me da miedo escribir poesía
porque termino
a veces
con la tarde acongojada.
Me gusta el papel en blanco
y me aterra su libertad.
Porque pareciera que
urden mis manos
su propia jaula
y me construyen un palacio
a veces
azul
a veces
no.
Le tengo profundo
respeto
a la palabra.
No porque funcione como magia,
como unos creen,
haciendo lo que
les plazca,
sino porque habla
y no habla
conjunto de estupideces
a menos que así sea
el corazón
de quien la porta.
Me da miedo la palabra, les digo
porque revela interiores.
Los ojos, sí,
dan paso y redoble
pero la palabra
hace gala de gran ostento,
y con razón
aquí el hombre
revela su corazón.
Me da miedo
escribir
poesía
porque a veces
saco
del oscuro cajón
las ropas más tristes
y ando
como roca entre rosas.
Me da miedo, les digo,
en una de esas
darme cuenta de lo que llevo dentro.
Y días como hoy
solo cuento
del miedo
que me da
a veces,
escribir poesía.