Una docena de gotas nuevas
golpean la ventana
resbalan igual que el tiempo,
se resisten a caer.
Una a una
me saludan
y dicen:
Nunca conocerás lo eterno.
Una docena de gotas nuevas
Que golpean la ventana.
Digo docena,
para ponerle un nombre a la infinitud
de lo que no comprendo.