La neblina callada guarda secretos,
abrigo de la montaña.
Despiertan los dioses del bosque
y anuncian tiempo de vida.
Un chauk embarca agua,
se apresura con su cántaro a bañar el mundo.
Una mujer tira hierbas aromáticas;
su madre le enseñó que la madrugada
es el lenguaje de las plantas.
En árboles, aves forman orquesta de flautas
al mediodía emergen a solearse los ts’i’ ojovetik.
Vientecillos irrigan perfume de inciensos,
el cielo de ágata celeste y blanco se torna:
el universo ha despertado.