Cuando me hubo quitado la ropa
incapaz de esconder mi seno con los brazos,
me aferré a su pecho para cubrirme.
Pero cuando su mano se deslizó hacia mis caderas
qué iba a salvarme, hundida en un mar de vergüenza,
sino el dios de amor que nos enseña
a desfallecer poco a poco?
Una respuesta a «Vallana, Sánscrito. S. IX.»
Recordé aquella primera vez. Bonito!
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